Belfast: el glorioso viaje a la niñez de Kenneth Branagh, por Cristian Pestana

Observar el mundo a través de los ojos de un niño no es un recurso nuevo en el séptimo arte. Si a esto le agregas el elemento de introducir un conflicto, ya sea bélico, social o personal, te encuentras con una fórmula exitosa a la hora de contar historias en la pantalla grande.

Argumento de Belfast

Belfast Kenneth BranaghLa inocencia e imaginación de los más pequeños funciona como un elemento conductor para entender el mundo que existe alrededor de ellos y escapar de los aspectos menos favorables de su entorno. Ya lo demostraron con la infancia durante la Segunda Guerra Mundial cineastas como Roberto Benigni y Taika Waititi, respectivamente en La Vida Es Bella (1997) y Jojo Rabbit (2019), encontrando la luz en medio de la oscuridad, y el director británico Kenneth Branagh hace lo propio con el Conflicto Norirlandés como trasfondo.

Belfast es una mirada nostálgica y sutil a la vida del joven Buddy, interpretado de manera enternecedora por Jude Hill, mientras crece en Irlanda del Norte junto a su familia en los convulsos acontecimientos de los años 60. Una visión autobiográfica de la infancia del director Kenneth Branagh.

Buddy solo quiere tener una niñez normal: sentarse junto a la chica que le gusta en clase, visitar a sus abuelos, ir al cine… Pero los conflictos entre protestantes y católicos están a la vuelta de la esquina, lo que supone un peligro inminente y obliga a la familia del joven a buscar una solución a sus problemas. Pero no es una respuesta sencilla, ya que conlleva la difícil tarea de replantearse su vida lejos de Belfast, el único hogar que conocen y empezar de nuevo.

De manera efectiva, Branagh se aleja de los tonos oscuros que podrían haber impregnado la cinta, y en cambio la envuelve con un optimismo contagioso. Aunque no deja de retratar la hostilidad que se apodera de las calles y el trasfondo económico que afecta a nuestros protagonistas, siempre hay un rincón para la esperanza y las aventuras de su versión infantil se aprecian con una calidez nostálgica que se apodera de la pantalla.

El cine es uno de los grandes pilares sobre los que se sostiene la historia

Los paseos de la familia a la sala oscura donde los sueños de celuloide se vuelven realidad evidencian la afinidad que el director británico sintió desde su infancia por el séptimo arte. Además, el contraste entre la poderosa fotografía en blanco y negro de la cinta con las imágenes a color de los clásicos proyectados ante los ojos de Buddy configura un ambiente idealizado que nos adentra una vez más en las experiencias formativas de la niñez e inspiran ecos de Cinema Paradiso (1988) por su estrecha relación entre el cine y la memoria.

A lo largo del metraje, hay una serie de referencias a la carrera cinematográfica de Branagh, desde conversaciones con menciones fugaces a Thor, hasta una representación teatral de Un Cuento de Navidad, que remite a su obsesión por las producciones basadas en las artes escénicas, como Henry V (1989) y Hamlet (1996).

El reparto de Belfast

Reparto Belfast Kenneth Branagh

Cada miembro del reparto entrega una actuación impecable. Al principio hablaba de la capacidad para enternecer que posee Jude Hill, pero es que tan solo observar la naturalidad con la que afronta su personaje y las emociones que es capaz de transmitir en su debut cinematográfico, podemos comprobar que estamos ante una joven promesa con un largo camino por recorrer.

Por su parte, Jamie Dornan demuestra un amplio rango actoral que no se logró apreciar en sus anteriores proyectos, ya que encarna a una figura paterna con carisma y empatía, además de mostrar dotes musicales en una escena inolvidable. Como su contraparte, la actriz irlandesa Caitriona Balfe ofrece una interpretación emotiva y llena de matices en la que se aprecia el sentido de pertenencia a un lugar de nacimiento y una relación materno-filial muy bien delineada.

Por otro lado, tenemos a los excelentes Ciarán Hinds y Judi Dench como los entrañables abuelos de Buddy, que se adueñan de la película en cada una de sus apariciones y nos brindan algunos de los momentos de más carga sentimental. Otro logro indiscutible para esta pareja de veteranos.

Fotografía, arte y banda sonora

El apartado técnico es otro elemento clave para el éxito de esta historia. Junto con la hermosa fotografía de Haris Zambarloukos que usa de una manera interesante los encuadres y las diferentes perspectivas para revelar información de los personajes, la detallada recreación de la ciudad de Belfast que te hace sentir dentro de cada plano gracias al director de arte Jim Clay y la evocadora música de Van Morrison que ejerce de transición entre los diversos acontecimientos, tenemos un conjunto sólido y muy disfrutable.

En conclusión, Belfast es una película hermosa, emotiva, llena de escenas inolvidables, actuaciones brillantes y una rememoración sutil de la infancia.

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